lunes, 26 de julio de 2010

Un beso de despedida

Se esfumo como todo aquello que idealizamos porque me costo entender que el era eso: una ilusión.

Sentía que jamás volvería a ser feliz, pero ahora son recuerdos vagos que no llegan a mi mente con suficiente detalle. Algunas personas dicen que siempre prevalecen en nuestra mente los malos recuerdos anteponiéndose a los buenos y confieso que así fue, pero al final decidí quedarme con los mejores momentos.

Solo fueron un par de besos ¿Quién arma lio por un par de besos? Los que quieren de verdad; los que no quieren dañar; los que desean proteger y ser protegidos; amar y ser queridos, los tontos, los patéticos, los románticos, los difíciles; los que no quieren ser amados; los que no quieren amar; los que se sienten solos; los que se sienten rodeados; porque alguna vez en la vida de alguien un “simple beso” también represento un mundo.

Si tuviera que retroceder el tiempo no cambiaría nada porque gracias a él (aunque no este enterado) madure, crecí y deje de ser la niña débil; la que dibujaba castillos en el aire y sufría al ver como el viento se los llevaba. Aun ahora puedo seguir trazando aquellos castillos usando el cielo como un lienzo, y aun cuando caiga la noche llevándose mi obra maestra soy capaz de mantenerme serena y llorarle un minuto pero ser capaz de continuar en mi labor hasta que se vuelva tan solido que ni una noche oscura o una gran tormenta pueda arrebatarme aquello que es mío, solo mío. La vida es así de inesperada y no puedo desmoronarme cada vez que algo me tome de sorpresa. Debo afrontarlo, se que puedo afrontarlo.

Mi vida ha llegado a un punto en que es más soportable el dolor; poder vivir con ello y luchar contra ello. Llorar lo que necesite llorar, gritar si quiero gritar, dejarlo escapar y así ser capaz de continuar sin carga alguna. Aprendí a vivir, a ser feliz tanto en las penas como en las alegrías, no importa de que forma sea pero la felicidad es algo que no debemos dejar que se pierda.

La última vez fui yo quien le bese -sabía que sería el último aun cuando no me lo había planteado anteriormente- Esta vez no hubo rastro de aquel primer beso, espontaneo dulce, como si me hubiese pertenecido desde siempre porque esta vez ya no era mío y comprendí que jamás lo fue.

Aquella noche llore mucho porque me sentía incapaz de dejarlo ir pero debía tomar una decisión, no por su bien -porque me confieso egoísta- sino por mi propio beneficio. Aquella noche me tome la libertad de odiarlo un momento aunque poco me duro pues no soy capaz de ser tan vil para mantener esa clase de sentimiento.

Aquella noche supe que debía alejarme. Era lo mejor ya que hay momentos en que no se debe pensar con el corazón sino con la mente. Hay momentos en que no hay que ser idealistas sino racionales, era la única forma de dejarlo ir… y lo logre

PD: Por tu comprensión y tu paciencia, así como por tus ánimos ¡Gracias Valeria!

1 comentario:

Valeria Tipismana dijo...

Octavio Paz dice que un mundo nace cuando dos se besan...pues yo pienso que a veces no nace un mundo sino todo un universo...y a veces solo a veces, no nace nada, sino más bien hay una necesidad tan apremiante de decir ADIOS.
A veces nos damos cuenta que las personas por las que más hemos sufrido son las que más nos han enseñado, y nos han hecho fuertes sin quererlo, sin desearlo.
El tener la conciencia que jamás fue tuyo, que jamás lo será que solo es un sueño utópico que debe terminar, eso es el beso del adios.
Viva por nuestra racionalidad querida Yuma...es lo único que nos ha permitido seguir adelante...

Gracias por la dedicatoria...ya sabes para eso estamos aquí amiga =)